Hasta mediados de marzo, todos teníamos nuestras rutinas, dentro de nuestra vida normal…, hasta que nos vimos dentro de casa, con la actividad parada y con grandes incertidumbres, tanto laborales como personales.
Poco a poco podemos volver a retomar nuestros hábitos, nuestra vida normal; eso sí, introduciendo nuevos cambios que han llegado para quedarse.
El miedo sigue y es razonable, aunque ese miedo, si lo conseguimos transformar en oportunidades para avanzar, puede ofrecernos una mejor calidad de vida.
Mantener la salud es una prioridad, más ahora que nunca una necesidad y no hay duda de que estos tres meses confinados nos han marcado, tanto a nivel físico como mental.
El ejercicio tiene un impacto enorme en el funcionamiento normal del sistema inmunitario. Está demostrado que practicar ejercicio con una intensidad moderada mejora la respuesta inmune.
En este sentido, es ahora incluso más importante que intentemos mantener un nivel de actividad física moderado. No sólo por el efecto positivo sobre el sistema inmune sino también para atenuar los efectos negativos del estrés por aislamiento. Estar físicamente activo tiene beneficios muy importantes para nuestra salud mental y para reducir el estrés y los síntomas de depresión y ansiedad.
A pesar de que a día de hoy no existen datos científicos acerca de los efectos del ejercicio sobre los coronavirus, sí hay evidencia de que el ejercicio puede proteger a las personas de muchas otras infecciones virales.
Es cierto que el ejercicio no puede impedir que nos infectemos porque la realidad es que ahora estamos todos expuestos, pero es probable que al mantenernos activos reforcemos nuestro sistema inmune para atenuar los efectos adversos de cualquier virus.
Así que, nuestro consejo para estos momentos es que HAGAMOS EJERCICIO, que lo utilicemos como medicina; sea en casa, al aire libre o en un centro deportivo aconsejado por profesorado cualificado. Porque…. Ahora más que nunca, el deporte es sinónimo de salud.
